Cogreso de la Asociación Internacional  en Roma.

El exilio de Fernando Arrabal y su relación con España

Viveca Tallgren

Univ. de Asuntos Empresariales de Copenhague

e-mail: viveca.tallgren@mail.dk

En su libro sobre el teatro español de la posguerra John London escribe que el único autor dramático español que ha causado un impacto en la escena internacional es Fernando Arrabal (1). Sin embargo, la vasta obra arrabaliana con dos tomos de teatro, catorce novelas y varios ensayos queda más o menos desconocida para los españoles.

A continuación voy a tratar el exilio voluntario de Arrabal en Francia, donde ha vivido desde 1955, para después encadenar los diferentes aspectos de su emigración con su difícil relación con España. Es mi intención destacar algunos de los factores push y pull que han motivado el exilio de Arrabal con ejemplos suplementarios de su novela autobiográfica Baal Babilonia, la obra dramática En la cuerda floja y de su famosa Carta al general Franco.

En mi opinión el factor push que hizo exiliarse a Arrabal ya se fundó en su infancia y se debió a condiciones históricas e ideológicas del régimen en el que creció. Por la misma razón me parece relevante tomar su adolescencia como punto de partida para esta comunicación.

Arrabal nació en 1932 en Melilla, donde su padre, Fernando Arrabal Ruiz, sirvió de teniente en el ejército republicano. Cuando estalló la Guerra Civil, el padre fue detenido por los nacionalistas y fue condenado a muerte por negarse a participar en la rebelión de Franco. Más tarde la sentencia se convirtió en treinta años de prisión. Este acontecimiento traumático influyó profundamente en el joven Arrabal y su familia. Carmen Terán González, la madre del autor, fue con sus tres hijos a Ciudad Rodrigo, donde los dejó con sus abuelos mientras que ella trabajaba en Burgos en la administración franquista. Después de la guerra, la familia se mudó a Madrid, donde Arrabal se formó en un colegio jesuita.

Después de un intento de suicidio en la cárcel, el padre fue trasladado a un manicomio de donde, un día de invierno en 1942, según fuentes oficiales, huyó llevando sólo pijamas. Desapareció sin dejar rastro alguno. Cuando la madre oyó la noticia de su huída, vistió a sus tres hijos de luto y les dijo que su padre había muerto. Arrabal tenía entonces diez años.

En la novela autobiográfica Baal Babilonia Arrabal utiliza el universo narrativo como un marco para describir su infancia y la realidad histórica en la que creció. A causa de las semejanzas entre la biografía del narrador y la de Arrabal, suponemos que éste es el alter ego del autor. Las anécdotas que cuenta explican su experiencia traumática de la posguerra vistas con ojos de un niño. La siguiente cita muestra cómo el joven narrador/Arrabal experimenta los muchos incidentes de persecución política de la época:

El señor cura dijo que los anarquistas habían incendiado los bosques. Abuelo no me soltaba la mano. La plaza mayor, llena de gente, estaba iluminada por un gran resplandor rojo. Algunas mujeres gritaban y lloraban. Días después los guardias civiles se llevaron al maestro. Abuela dijo que se lo tenía bien merecido por anarquista y por revolucionario (2).

La educación religiosa fue otra fuente de temor que engendró también sentimientos de culpa en el joven Arrabal, sentimientos que le han perseguido hasta la edad adulta y que se reflejan en su obra. En una de las anécdotas el narrador de Baal Babilonia insinúa el temor a ser castigado por no cumplir con el mandamiento religioso: «Tú te acercaste a mi cama. Luego fuiste a dormir. Yo seguí rezando padrenuestros lo más deprisa que podía.» «Me dormía rezando padrenuestros lo más deprisa que podía y sin moverme (3).»

Baal Babilonia tiene también varias descripciones de la disciplina y la educación autoritaria contadas con una distancia irónica que acentúa lo absurdo de los reglamentos escolares en el sistema educativo franquista:

En fila india, tras el abanderado, íbamos todos. Las monjas nos indicaban cuándo íbamos demasiado separados del de delante o cuándo alguno seguía de pronto a alguien que no debía. Y así, uno detrás de otro, cantábamos eso de ”la Vírgen del Pilar dice que no quiere ser francesa”.Seguíamos al compás de la música golpeando dos piedras. A los que habían salido en el cuadro de honor, las monjas les daban una campanilla (4).

En Carta al general Franco Arrabal aborda más concretamente la educación y la indoctrinación ideológica en los colegios del régimen franquista y sus consecuencias para los niños:

Los métodos de educación eran sobrecogedores. En todos los Colegios de Escolapíos por los que pasé (San Antón, Getafe, Tolosa) se sometía a los alumnos a castigos corporales. La paliza era el arma pedagógica. Palizas épicas no era raro ver a un profesor (un sacerdote) golpear a patadas y puñetazos a un alumno hasta hacerle sangrar. Era una educación a la imagen y semejanza del ambiente que reinaba…

Incluso, nosotros mismos, los niños, en nuestros juegos repetíamos la violencia que percibíamos juegos salvajes en los que la tortura o el martirio de los condiscipulos tomaba una gran importancia como así mismo la mutilación o ejecución de animales. (5)

Por su curiosidad el narrador desarrolla una capacidad de calar la mentira que lo rodea exigiendo una explicación de todo lo que pasa delante de él. Pero cada vez que pide una aclaración de los adultos, lo rechazan sin darle respuesta. En este sistema cerrado las frustraciones del narrador se ponen de relieve por medio de repeticiones monótonas, como por ejemplo, en el siguiente diálogo entre él y su madre:

Te pregunté: “¿Por qué los judíos son malos?”

Me respondiste: “Porque sí; todo el mundo lo sabe.”

Te pregunté luego: “¿Por qué los anarquistas son malos?”

Me respondiste: “Porque sí; todo el mundo lo sabe” (6).

En su conjunto Baal Babilonia evidencia las dificultades del narrador/Arrabal en encajar con las expectativas tanto del sistema educativo como de los sueños de su madre de tener un hijo con carrera militar. Ella lo inscribió en la Academia General Militar, pero todo acabó en fracaso: «“Espíritu militar nulo”, habían escrito en mi cuaderno de notas. Me pegaste con el metro de madera. Yo me encerré en el retrete. Lloré solo en el retrete.. Me miré en el espejo y lloré (7).»

Para la madre habrá sido de mayor importancia que su hijo correspondiera al ideal masculino de la época pensando en su marido republicano encarcelado a quien tuvo que oponerse para salvarse a si misma.

A la edad de 17 años Arrabal encontró en un armario una caja con cartas y documentos sobre la encarcelación de su padre y unas fotos de familia en las cuales la cabeza del padre estaba consecuentemente cortada. Este descubrimiento le aclaró la tabuización del padre y también aguzó tanto su conciencia de la oposición política entre los padres como de los mecanismos del régimen que le había quitado al progenitor. Arrabal se opuso ahora al régimen franquista identificándose con el padre y con los vencidos. Sus imaginaciones del martirio de éste y de la eventual culpa de la madre forman un tema principal en la pieza teatral Los dos verdugos y en la película Viva la muerte en las que la madre actúa como una traidora que denuncia al padre de un delito no definido.

Arrabal empezó a escribir teatro en los años 50  mostrando un interés especial por nuevas formas de expresión artística, pero la censura férrea de la época impidió casi toda posibilidad de experimentación. En la tesis de Berta Muñoz Cáliz sobre la censura teatral durante el franquismo hay suficientes pruebas tanto de los métodos directos como indirectos de los censores para evitar obras controvertidas:

… ya no se trata de atraer al público hacia un ideario concreto sino de conducirle a un mundo de fantasía, de incapacitarle para enfrentarse con la realidad.

… Durante los años cincuenta, el género que triunfa es sobre todo la comedia burguesa de evasión o “alta comedia” (8).

En 1954 Arrabal fue en autostop a París para ver una presentación de Mutter Courage de Bertolt Brecht. Su encuentro con la vida intelectual de la capital francesa fue una experiencia casi eufórica. Logró obtener una beca de estudios que le dio la posibilidad de quedarse unos meses en París. Durante esta instancia cayó enfermo de tuberculosis y tuvo que ser operado. Según él, sin embargo, la enfermedad fue una desgracia con suerte. Después de la convalecencia prolongada en el sanatorio Bouffemont, Arrabal decidió exiliarse en París y unos años después se casó con una joven hispanista, Luce Moreau.

El destino de su padre y la falta de libertad de expresión en la España franquista parecen ser los factores push más evidentes de su exilio. Ángel Berenguer, uno de los investigadores más destacados de la obra arrabaliana, afirma que si un autor no quería exiliarse físicamente y por miedo dejó de publicar sus libros, esta solución fue tan sólo otra forma de exilio, un exilio interior 9.

En Carta al general Franco, texto que en su totalidad también se puede ver como una motivación para su exilio, Arrabal explica:

En este clima de opresión yo me ahogaba literalmente como no podía respirar espiritualmente, terminé por tener dificultades pulmonares y por fin caí tuberculoso.

Nuestros pulmones se poblaban de ropa vieja y de excavadoras sedientas.

Por aquellos años tomé la quijotesca decisión de ser escritor en España sin renunciar a mi independencia, a mi libertad.

Empresa que jamás consiguiría. Tras veinte años escribiendo… nunca he podido ser escritor en mi país (10).

En una entrevista con Arrabal para la revista Insula aparece una explicación parecida:

Me marché porque pensaba que en España no podían comprender lo que estaba haciendo. Lo que no se puede decir es que yo en España  fracasé. Me marché porque vi que ciertas cosas que estaba escribiendo nunca podrían montarse allí (11).

Siendo el centro de arte en Europa, París era la Meca para un artista con ganas de experimentar con nuevas expresiones artísticas, y viéndolo desde esta perspectiva, el exilio voluntario de Arrabal fue también la condición para toda su carrera literaria.

En el curso de los años 60, cuando Arrabal ya tenía fama internacional como autor dramático, unos grupos de vanguardia en España empezaron a interesarse por su teatro, y algunas de sus obras pasaron por la censura franquista. En 1965 se publica una antología española con las piezas El cementerio de automóviles, Guernica y Los dos verdugos y al año siguiente otra con Fando y Lis y Ceremonia por un negro asesinado. Pero como confirma la tesis de Muñóz Cáliz la llamada “liberación” fue en realidad una censura camuflada:

En realidad, en la mayoría de los casos, estas ediciones y representaciones españolas son consideradas ilegítimas por el autor. Acerca de las ediciones, en 1967 señalaba que la mayoría de ellas habían sufrido cortes, que en dos casos (Guernica y El cementerio de automóviles) transformaban seriamente las piezas. En cuanto a las representaciones, afirmaría que su teatro “nunca ha podido representarse en los teatro que se dicen “normales”. En efecto, estas tuvieron lugar en circuitos muy restringidos y, generalmente, en malas condiciones (12).

En 1967 se publicó en España la novela Arrabal celebrando la ceremonia de la confusión, y el autor fue invitado a Madrid para firmar su libro. Llegó vestido de hippie y con melena y contó a la prensa que llevaba bragas de mujer. En otras palabras una provocación intencional del ideal masculino de la época franquista. Un joven le pidió escribir una dedicación atrevida, y Arrabal escribió: Me cago en Dios, en la patria y en todo lo demás. La dedicación resultó ser una trampa. El joven que la tuvo era hijo de un militar. Arrabal fue detenido y tuvo un juicio de doce años de cárcel por traición a la patria, pero una campaña internacional de autores precedido entre otros por Henry Miller, Samuel Beckett, Camilo José Cela y otros lo salvó y fue liberado un mes después. La encarcelación en Carabanchel le inspiró a escribir la obra Y pusieron esposas a las flores que causó mucha sensación por sus escenas blasfemas y escatológicas en París y algunas ciudades europeas como también en Nueva York. La obra nunca se ha representado en España.

En 1971 Arrabal mandó su Carta al general Franco que se publicó en París y en una edición bilingüe y después en varios otros países europeos. En ella Arrabal enfrenta a Franco con el daño y las víctimas que había engendrado su régimen en España, incluso a su propio padre. Nunca tuvo una respuesta, pero a causa de ella, Arrabal fue junto con Rafael Alberti, Santiago Carrillo, la Pasionaria, Líster y el Campesino una de las seis personas a quienes el ministro de Asuntos Exteriores José María Areílza en 1976 prohibió la entrada en España (13).

Cuando Arrabal a principios de los años 70 escribió la pieza En la cuerda floja, era una persona non grata en su patria, lo cual se refleja en la obra. A pesar de su éxito internacional las reacciones a su persona en España, dicha obra muestra claramente sus sentimientos ambivalentes acerca del exilio.

Los tres personajes Tharsis, el Duque y Witchita se encuentran casualmente en la ciudad fantasma de Madrid en Nueva México, EE. UU. Tharsis y el Duque son refugiados de Madrid de España mientras que Witchita es el único sobreviviente después de un accidente en el Madrid estadounidense. Los tres tienen su nostalgia de la patria perdida en común, y parece acertada el punto de vista de José Ortega de que todos son proyecciones de la personalidad de Arrabal (14).

Tharsis, un artista exiliado que dejó España veinte años antes, actúa como el portavoz de Arrabal expresando su frustración en la siguiente cita: «Está prohibido hablar de mí, está prohibido mostrar lo que hago; sólo se puede hablar de mí si es para calumniarme o injuriarme (15).» Tharsis no sólo refleja los sentimientos ambiguos de Arrabal hacia la patria, sino también que pueden engendrar sensaciones de megalomanía y el sueño de triunfar sobre los difamadores: «Quiero ser el mejor en Madrid, quiero deslumbar a todo el mundo…(16)»

El Duque representa una especie de super-ego del autor cuando enfrenta a Tharsis con la realidad, con sus sentimientos de culpa y su mala conciencia por haber dejado la patria:

Ahora sólo sueñas con volver para impresionar a los viejos republicanos que esperan cándidamente, que un día Madrid se vista de fiesta.

Tú ya no eres español realmente. Llevas veinte años fuera… ya ni lo reconocerías. Tienen razón ellos cuando te llaman anti-español, eres la anti-España.

Y a ti, ese día, te considerarán como un vago que sólo supo hacer una cosa: escoger la solución más sencilla: el exilio (17).

Como afirma Danièle de Ruyter-Tognotti en su estudio sobre En la cuerda floja, el artista exiliado debe transformar su exilio en un estado espiritual para salvar su dignidad, o como dice el mismo Arrabal: «l’art seul peut sauver l’homme… de son destin de robot«, “sólo el arte puede salvar al ser humano… de su destino de robot” (18).

Desde la instauración de la democracia en España Arrabal vuelve a visitar regularmente su patria e incluso ganó el Premio Nadal en 1984 por su novela La torre herida por el rayo. Pero aparentemente y a pesar de dicho éxito se ha producido un discurso negativo en torno a él en España. Lo confirman tanto un artículo de Sonia Montero sobre la recepción de Arrabal en la prensa teatral española (19) como la tesis de Berta Muñóz Cáliz sobre la censura teatral durante Franco (20). En mi libro El temor al dios Pan sobre la recepción de Arrabal en la prensa española la cantidad de difamaciones del autor lo confirman igualmente (21). Un rasgo significativo de la mayoría de estas difamaciones es que se basan principalmente en criterios personales e ideológicos y a menudo casi sin valoración literaria de su obra.

Por falta de espacio no podré entrar aquí en un análisis más profundo de la problemática del discurso anti-arrabaliano por lo cual me limitaré a destacar sólo mis puntos de vista más centrales sobre este asunto.

Las vivencias traumáticas de su infancia le enseñaron a Arrabal a observar y tratar de comprender a fondo los mecanismos del sistema totalitario. Poco a poco vio que en toda ideología, sea política o religiosa, existe el peligro de impedir al individuo expresar sus opiniones libremente. Se suele decir en España que Arrabal siempre busca una ocasión para provocar. Arrabal tiende a ir siempre contra corriente y ha causado escándalo tanto con sus atrevidas críticas del franquismo como con sus piezas violentas y escatológicas. En mi opinión las “provocaciones” de Arrabal tienen más bien la intención de tratar de romper los discursos ideológicos y la tendencia del ser humano a seguirlos sin cuestionamento alguno.

En 1978 Arrabal publicó su Carta a los comunistas españoles (22) en la que critica a los comunistas por las mismas tendencias totalitarias que expresó contra los franquistas en la Carta al general Franco. Tomando en cuenta la legalización del PCE en 1977 y la euforia general después de la caída de la dictadura, Arrabal habrá puesto el dedo en la llaga con la nueva  espístola. Su posterior crítica de los marxistas por su dogmatismo en los años 70 y 80 habrá contribuido también al discurso anti-Arrabal en la recién instaurada democracia española.

La siguiente cita de un debate en el blog de un periodista gallego servirá aquí de ejemplo del discurso anti-Arrabal:

Algunos prefieren irse, algo muy respetable. Y de esos que se fueron, una parte fue activa contra la dictadura y otra no. Respetable también. Sólo hubo un par de personas que iban de ”malditas”, histriónicas, vocingleras y que se preocupaban más de su fama y cuenta bancaria personal que de otra cosa, criticando a los que luchaban contra la dictadura y sin arriesgar nada. Una de ellas era y es Fernando Arrabal, caído en absoluto ostracismo una vez que llegó la democracia (23).

En España Arrabal sigue teniendo fama de ser un provocador que siempre busca una ocasión de hacer escándalos. Esto se debe quizás a su insistencia de decir su opinión francamente y a menudo con  una segunda intención, como por ejemplo, en su intervención en medio de la Semana Cultural Internacional de la CNT en 1983:

Arrabal pidió al auditorio, una aplastante mayoría de libertarios, que los anarquistas rezaran para que España volviera a ser la de Santa Teresa, San Juan de la Cruz y el Quijote y reivindicó para los anarquistas el derecho a que se les aparezca, como a mí, la Virgen María (24).

Resumen

Fernando Arrabal se exilió en 1955 en Francia porque, según él mismo, en la España franquista no podía respirar mentalmente. En París tuvo mucho éxito con su teatro y hoy es considerado el autor dramático español que más impacto ha causado en la escena internacional. En España, sin embargo, sigue siendo un autor más o menos desconocido lo que se debe a un discurso negativo que se ha desarrollado. El propósito es tratar de aclarar las razones del exilio de Arrabal y del discurso anti-arrabaliano.

Palabras-clave: exilio voluntario – discurso anti-Arrabal – oposición a ideologías.

Summary

In 1955 Fernando Arrabal exiled to France because he, according to himself, could not breath mentally in Franco’s Spain. In Paris his theatre became very succesful with and today he is considered the Spanish dramatist who has caused the strongest impact on the international scene. In Spain, however, he remains a more or less unknown author due to the development of a negative discourse. The purpose here is to try to explain the reasons for Arrabal’s exile and for the anti-Arrabal discourse in Spain.

Keywords: voluntary exile – Anti-Arrabal discourse – resistence to ideologies.


1 John LONDON, Reception and Renewal in Modern Spanish Theatre, 1939-1963, Leeds, Modern Humanities Research Center, 1997, pp. 17-18

2 Fernando ARRABAL, Baal Babilonia, Zaragoza, Libros del Innombrable, edición de 2005, p. 37

3 Arrabal, Baal Babilonia, cit. p. 18

4 ARRABAL, Baal Babilonia, cit., p. 27

5 Fernando ARRABAL, Carta al general Franco, Paris, Union Générale d’Editions, 1972, p. 157-158

6 ARRABAL, Baal Babilonia, cit., p. 109

7 ARRABAL, Baal Babilonia, cit., p. 70

8 Berta MUÑOZ CÁLIZ, El teatro crítico español durante el franquismo visto por sus censores. Madrid,  Fundación Universitaria Española, 2005, p. 60

9 Ángel Berenguer, L’Exile et la ceremonie. Le premier théàtre d’Arrabal. Paris, 1977, p. 46

10 Fernando Arrabal, Carta al general Franco. cit., p. 168.

11 Andrés  Franco, Diálogo con un exiliado: Fernando Arrabal. Insula, no. 366 (1977)

12 Muñoz Cáliz, El teatro crítico español. cit., pp. 234-235

13 ed. Joan y Ángel BERENGUER, Fernando Arrabal, Madrid, Editorial Fundamentos, 1979, pp. 29-30

14 José ORTEGA, Los fantasmas del exilio: en la cuerda floja de Arrabal, en Fernando Arrabal, BERENGUER, cit.

15 Fernando ARRABAL, En la cuerda floja, en Teatro Completo, Madrid, Espasa Calpe, 1997, tomo II, p. 1238

16 ARRABAL, En la cuerda floja, cit., p. 1239

17 ARRABAL, En la cuerda floja, cit., pp.1246 y 1247

18 Danièle de Ruyter–Tognotti: De la prison a l’exil. Structures relationelles et structures spatiales dans trois pièces d’Arrabal. Leiden, 1983, pp. 144 – 147.

19 Sonia MONTERO: Arrabal, ese tremendo desconocido. La recepción de Fernando Arrabal en la prensa teatral española 1957-1992. Revista Stichomytia, 2, 2004.

20 MUÑÓZ CÁLIZ, El teatro crítico español, cit., pp. 241-252, 460-473

21 Viveca TALLGREN, El temor al dios Pan. Reflexiones sobre la recepción de algunas obras de Arrabal, Zaragoza Libros del Innombrable, 2005.

22 Fernando ARRABAL, Lettre aux communistes militants espagnols: songe et mensongre de l’eurocommunisme / Carta a los militantes comunistas españoles: sueño y mentira del eurocomunismo, Paris, Christian Bourgois Editeur, 1978

23 Cristóbal Ramírez, ”Las memorias de Nuria Espert“ [en línea] en http://franquismo.wordpress.com/2008/0724/las-memorias-de-nuria-espert-ii/#comments2008 (fecha de consulta 11-VII-2010)

24 Enric CANALS, El País, lunes 10 de enero (1983)

 

 

ponencia  de Viveca Tallgren en el congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas en Roma en julio de MMX