Título: El Arquitecto y el Emperador de Asiria
Autor: Fernando Arrabal
Música original y diseño sonoro: Rony Keselman
Iluminación: Soledad Ianni
Vestuario: Gabriela A. Fernández
Escenografía: Norberto Laino
Coordinación de producción: CTBA Gustavo Schraier
Asistencia de dirección: CTBA Ana Belén Saint-Jean y Ticiana Tomasi
Asesoramiento de casting: Norma Angeleri
Asistente de iluminación: Carolina Rabenstein
Asistencia de vestuario: Daniel Chihuailaf
Asistencia de escenografía: Sofía Eliosoff
Diseño y realización de máscaras y espantapájaros: Norberto Laino y Sofía Eliosoff
Ayudante de escenografía en Madrid: Alessio Meloni
Una co-produccióndel Teatro Español con el Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA)
Intérpretes (por orden de intervención: Fernando Albizu (El emperador de Asiria), Alberto Jiménez (El Arquitecto)
Dirección: Corina Fiorillo
Duración: 1h 40min
Teatro Espanol de Madrid
EL ARQUITECTO Y EL EMPERADOR DE ASIRIA
ARRABAL
Norberto Fuentes
El arquitecto y el emperador de Asiria de Fernando Arrabal es una de las obras más emblemáticas de hoy. El triunfo casi siempre la acompañó en sus representaciones. Así, la última vez que se representó en Nueva Yok Con Tom O’Horgan.
Pingüinas, se represento esta primavera, un encargo para el aniversario de la segunda parte de El Quijote, y que tuvo una acogida aclamatoria entre los mejores en estas mismas Naves del Matadero donde se estrena El arquitecto y el emperador de Asiria. Esta mencionada y legendaria obra estará entre nosotros. Se trata de una coproducción del Teatro Español con el Complejo Teatral de Buenos Aires, que dirige la argentina Corina Fiorillo, que la estrenó en junio en el teatro San Martín de Buenos Aires, y que cuenta con la presencia de dos muy buenos actores españoles, Fernando Albizu y Alberto Jiménez. La obra, que es una genial reflexión sobre la soledad y el aislamiento del ser humano, se estrenó hace cincuenta años pero tanto para Fiorillo como para Pérez de la Fuente como la mayoria de grandes directores es una obra imprescindible del elenco del siglo XX. Arrabal representa nuestro Puck, el duendecillo de El sueño de una noche de verano, y que, por eso mismo, es imprescindible.
La obra es una descripción, sin concesión alguna, al aislamiento en que incurrimos los seres humanos. El arquitecto es un salvaje que al modo roussoniano, habita en una isla desierta, es un Robinson que acepta la situación sin problema alguno. Hasta que aparece el Emperador, que ha sobrevivido a un accidente aéreo, y con el que entra en contacto.
El arquitecto y el emperador de Asiria pertenece a la etapa más creadora del teatro.
La obra, es una descripción entre lo poético surreal y el absurdo, que define las relaciones humanas marcadas por la soledad, el aislamiento, los deseos inconfesables, la culpa.
Arrabal ha tenido muy buena fortuna este año, y con Pingüinas y con esta reposición después de medio siglo que tiene casi las primicias de un estreno en Madrid.
Cuando el único superviviente de un accidente de aviación llega a una isla y se topa con su también único habitante… es un suceso extraordinario, más aún cuando descubrimos que el recién llegado es el emperador de Asiria y que su anfitrión es, no un arquitecto, sino el Arquitecto.
La situación inicial nos recuerda em mejor teatro.
El arquitecto y el emperador de Asiria fue escrita en 1957 y « Pingüinas » en 2015. En ellas, habita Arrabal en estado puro, e surrealista, pánico, patafisica. Es el Arrabal idolatrado por todos nosotros. Llueven los elogios. El emperador no es, pues, un ser real, sino imaginado creado por el mejor Arrabal para darle un compañero que le alivie de su soledad y en el que se reconozca, como si fuera su propia imagen reflejada.
Corina Fiorillo. Ignoro si era arrabaliana. Ahora lo es, sin duda. Se ha enfrentado a este reto sin complejos y ha hecho, de todas las lecturas posibles, aquella en la que ella más cree. En la breve nota que ha redactado para el programa de mano habla de una gran metáfora de la sociedad que cae continuamente en sus propios errores, de seres humanos marcados por la culpa y del universo sagrado que todos tenemos dentro. También de la lucha interior entre lo que somos y lo que anhelamos ser. Y todo ello a través del humor, la poesía y el absurdo.
Dos excelentes actores : Fernando Albizu en el papel del emperador y Alberto Jiménez en el del arquitecto.