- Fernando Arrabal, único superviviente de los cuatro avatares de la modernidad
París, (NUEVO TIEMPO).- El dramaturgo Fernando Arrabal inauguró el pasado 11 de septiembre de 2013, en el Museo de Montparnasse de París, su exposición « Poèmes Plastiques », una impresionante colección: el resultado de su genio .
A la inauguración asistieron el Embajador de España, Carlos Bastarreche Sagües, el director del Instituto Cervantes de París, Juan Manuel Bonet, Alejandro Jodorowsky, Thieri Foulc, Yann Moix, Christine Angot, Dominique Noguez, Bernard Henri Lévy, Jean Cortot y varios centenares de personalidades del mundo cultural francés con la ministra Aurélie Filippetti.
La « infinita admiración » que siente por todos aquellos pintores que fueron sus cómplices (desde Andy Warhol a Louise Bourgois) es la razòn para presentar una exhibición genial, colmada de obras maestras y objetos insólitos.
El novelista, dramaturgo, poeta y realizador cinematográfico se convirtió, para la ocasión y con el propósito de homenajear a sus artistas admirados, en pintor y escultor que « arrabaliza » todo lo que toca y crea.
En la pieza « Dálmatas » coloca pegatinas de la célebre película de Walt Disney de la forma màs imaginativa sobre un óleo de Pablo Picasso en el que aparece, muy significativo, un joven jinete con su caballo.
En su obsequio a su amigo Magritte vemos unos espaguetis con salsa boloñesa y fragmentos de carne sobre el cuadro « El castillo de los Pirineos », que el pintor belga compuso en 1959.
Este genio nato también hace un guiño a su España, de la que se exilió en 1955, fijando unas balas alrededor de la obra de Goya « Tres de Mayo » (1814) y anotando en letras grandes y vistosas la palabra « Moncloa ».
« Soy yo al que quisieran algunos fusilar… como al resto de los poetas « , explicó el autor, que nació en Melilla hace 81 años y que, tras más de medio siglo afincado en París, asegura que « España cada vez está mejor ».
Sus técnicas de ensamblaje, totalmente originales , a veces se rematan con la caligrafía delgada e inclinada del propio Arrabal, que traza consignas como « la celebridad todavía es más ciega que la justicia ».
El mensaje que transmite con la sucesión de palabras: « imaginación », « yo », « pánico », « ciencia », « libertad » o « ajedrez » acompañan por ejemplo una de las piezas que este maestro de la modernidad dedica a su amigo y cómplice Salvador Dalí.
También para Dalí fue concebida una de las esculturas más alabadas, en la que Arrabal yuxtapone una antigua jofaina, unos labios rosas fluorescentes y uno de los relojes blandos que solía pintar el artista de Figueres.
A otra de sus múltiples musas, Marilyn Monroe, la equipa de gafas de colores con forma de corazón, idénticas a las que suele llevar él mismo sobre sus gafas de vista, para el lienzo titulado « … Los caníbales herbívoros, ¿se vuelven anoréxicos o humoristas? ».
El homenaje a Audrey Hepburn es todavía más sorprendentemente original: pone, sobre una foto de la actriz, una figura de juguete, todavía embalada, de Sigmund Freud, junto a la máxima rotunda de que « Dios es tan antropomorfo que, después de crearlo todo, lo confunde todo ».
La magistral combinación de géneros y materiales reina brillantemente en la exposición. Aunque todo resulte absurdo, todo tiene sentido. Simplemente, hay que buscarlo como nos piden los mejores criticos internacionales.
Los espectador se asombran al contemplar una de las provocativas mujeres que dibujaba Tamara Lempicka, sobre cuyos genitales el dramaturgo ha colocado una verdadera tarta de frutas. « En La vida hay que ser más poeta ».
Según Arrabal: « Los artistas vivimos en las catacumbas y desde ellas intentamos cambiar este mundo que ha perdido la poesía. Entre las cien personas que cada año señala Time como más influyentes, no hay ni un sólo poeta ».
Felizmente Fernando Arrabal existe
Con humor el genial autor hispano se pregunta: « ¿qué hice al dios Pan para que hoy sea el único superviviente de los cuatro avatares de la modernidad?