Arrabal vierte su genio en una serie de poemas plásticos

  • El dramaturgo Fernando Arrabal inauguró ayer  en el Museo de Montparnasse de París su excepcional exposición

París,  (EL SOL).- El dramaturgo Fernando Arrabal inauguró en el Museo de Montparnasse de París su exposición « Poèmes Plastiques », una colección de « collages »: el  resultado de su genio .

A la inauguración asistieron  el Embajador de España, el director del Instituto Cervantes de París, Alejandro Jodorowsky, Thieri Foulc, Yann Moix, Christine Angot, Dominique Noguez, Bernard Henri Lévy, Jean Cortot  y varios centenares de personalidades del mundo cultural francés.

La « infinita admiración » que siente por todos aquellos pintores que fueron sus cómplices (desde Andy Warhol a Louise Bourgois)  son el pretexto para presentar una exhibición genial, colmada de obras maestras y objetos insólitos.

El novelista, dramaturgo, poeta y realizador cinematográfico se convirtió, para la ocasión y con el propósito de homenajear a sus artistas fetiches, en pintor y escultor que « arrabaliza » todo lo que toca, crea, superpone o encola.

En la pieza « Dálmatas » coloca pegatinas  de la célebre película de Walt Disney sobre un óleo de Pablo Picasso en el que aparece, muy significativo, un joven jinete con su caballo.

En su  obsequio a su amigo Magritte vemos unos espaguetis con salsa boloñesa y fragmentos de carne sobre el cuadro « El castillo de los Pirineos », que el pintor belga compuso en 1959.

Este genio nato también hace un guiño a España, de la que se exilió en 1955, fijando unas balas alrededor de la obra de Goya « Tres de Mayo » (1814) y anotando en letras grandes y vistosas la palabra « Moncloa ».

« Soy yo. Al que van a fusilar soy yo », explicó el autor, que nació en Melilla hace 81 años y que, tras más de medio siglo afincado en París, asegura que « España cada vez está mejor ».

Sus técnicas de ensamblaje, totalmente originales , a veces se rematan con la caligrafía delgada e inclinada del propio Arrabal, que traza consignas como « la celebridad todavía es más ciega que la justicia ».

Y el mensaje que transmite con  la sucesión de palabras: « imaginación », « yo », « pánico », « ciencia », « libertad » o « ajedrez » acompañan por ejemplo una de las piezas que este maestro de la modernidad  dedica a su amigo Salvador Dalí.

También para Dalí fue concebida una de las esculturas más alabadas, en la que Arrabal yuxtapone una antigua jofaina, unos labios rosas fluorescentes y uno de los relojes alargados que solía pintar el artista de Figueres.

A otra de sus múltiples musas, Marilyn Monroe, la equipa de gafas de colores con forma de corazón, idénticas a las que suele llevar él mismo sobre sus gafas de vista, para el lienzo titulado « … Los caníbales herbívoros, ¿se vuelven anoréxicos o humoristas? ».

El homenaje a Audrey Hepburn es todavía más sorprendentemente original:  pone, sobre una foto de la actriz, una figura de juguete, todavía embalada, de Sigmund Freud, junto a la máxima rotunda de que « Dios es tan antropomorfo que, después de crearlo todo, lo confunde todo ».

La magistral combinación de géneros y materiales reina brillantemente en la exposición.  Aunque todo resulte absurdo, todo tiene sentido. Simplemente, hay que buscarlo como nos piden  los mejores criticos  internacionales.

Los  espectador se asombran al contemplar una de las provocativas mujeres que dibujaba Tamara Lempicka, sobre cuyos genitales el dramaturgo ha colocado una tarta de frutas.  « En La vida  hay  que ser más poeta ».

Según Arrabal: « Los artistas vivimos en las catacumbas y desde ellas intentamos cambiar este mundo que ha perdido  la poesía. Entre las cien personas que cada año señala el New York Times como más influyentes, no hay ni un sólo poeta ».

Felizmente Fernando Arrabal existe