“  MI IDOLATRADA VIOLADORA “  

de Fernando Arrabal

Buenos Aires, Alexandro Cevayos.

« La última obra de Fernando Arrabal :Mi idolatrada violadora , acaso tenga  su origen en su poema “Mi idolatrada felatriz”  (Firmado en Bolonia, la noche del 31 de enero al 1 de febrero ). La obra comienza en el salón de un matrimonio acomodado: Virginia-Clotilde de Torres-Benjumea, a la sazón Directora General de la Unesco, y su marido el multimillonario Petronilo García… para servir a Dios y a la Patria; quiere decir: a la Cultura y a la Libertad. Mansión suntuosa, salón sobrio, ¡sin libros! y funcional. Las paredes están decoradas, en cambio, con sendos cuadros de Andy Warhol: Marilyn Monroe Orange, y Pop Art is: Popeye, de Jeff Koons. En primer término, destaca un sillón de Lalanne: “un ciervo con una grandiosa y soberbia cornamenta”, alegoría del marido: Petronilo está muy enamorado pero ella  no quiere hacer el amor con él… ¡a pesar de someter a los ultrajes más “estupendos” a cualquiera. (“Eva, en el Paraíso estuvo dispuesta a fornicar con el primero que llegara”). Entretanto, Virginia irá salpicando su dialogo con “clotildescos”, magnificas aforismos, greguerías o “arrabalescos”: “El sacerdocio cada vez es más hereditario”.  “Solo a los hombres el triunfo les donjuaniza”, “Lo que pasa de moda resucita con los modos de vivir”, etc. Virginia-Clotilde reconoce que sus “estupendos” estupros no son culpa suya… pues sufre una gravísima enfermedad mental. Es una psicópata. Padece obsesiones neuróticas y ataques de misticismo agudo. Ante la insistencia del marido, confiesa: “Soy una convulsiva… violápata”. Una violadora convulsiva, no compulsiva…  (André Breton: “La belleza convulsiva será erótico-velada, explosivo-fija, mágico-circunstancial, o no será…”). Violar es su sueño místico, su “tajante capricho religioso”. En cuanto se declaró su enfermedad, buscó “el método cartesiano para violar” de forma clara y distinta. ¡Así es como violó al esquimal exterminador de bebés-foca y a todos los demás! El hombrón será despatarrado en una silla electrónica construida ad hoc. Acto seguido, la violatriz se instala  sobre la víctima indefensa. Indefenso su órgano « se empala en mis adentros”. ¡La eternidad no impresiona al instante!  Aparece  una reportera de la prensa rosa-bombón, Lily Sevrain-Amary, viuda (Clotildesco: “El elefante se corta la trompa para que su colita no se sienta celosa”), échangiste versallesca… que se enamora de Virginia jardielponcelescamente (“Tiene usted ojos de mujer fatal”). Referencias a Jarry (“¡Mierrrdra!”), a Emiliano Zapata Ibárruri Guevara (“Más vale morir de pie que vivir de rodillas”).  Aparecen Salvatore di Siciliano (representante plenipotenciario de la Cosa Nostra, “último reducto de solitarios humanistas”…  y  Maître Hyde, acometido del súpito deseo irreflexivo de ser un santo pagano…  Maître Hyde, al igual que el atribulado personaje de Stevenson, sufre ataques de parafrenia, crisis de misticismo paracrónicas, “delirios místicos que trastornaron o iluminaron a ciertos contemplativos como a San Juan de la Cruz o a Baruch Ashlag” . “Dicen que la parafrenia es el delirio esquizofrénico de los místicos, como el que sufrió santa Teresa… Es una psicosis delirante crónica de base religiosa y alucinatoria”. El delirio esquizofrénico de los místicos, “como el que sufrió William Blake”). “Después de los callejones del obscurantismo atravesamos los senderos de las mistificaciones luminosas”. Maître Hyde en su   “condición de místico laico del dios Pan”, los casa a todos … gracias a la aplicacion “Happy end” de su IPhone, mientras suena por los altavoces el Tutti-frutti de Little Richard y todos bailan un aleluya rock. Un triunfo cada noche « :    Jack Godbrecher