Fernando Arrabal nació en Melilla (1932). Es el autor de teatro más representado. Vive en París desde 1955. Formó parte del movimiento surrealista de André Breton y fundó el Grupo Pánico con Jodorowsky y Topor. Acaba de publicar Credo quia confusum –Creo porque es confuso– (Huerga&Fierro).
L’énigme de Fernando Arrabal, Dominical Multired. (El semanario en castellano más leído del mundo)
– Cumplió 84 años y un trimestre, ¿qué tal lo trata el dios Pan?
– Demasiado bien. No sé si es ése u otro dios es el que me muestra como se salta al vacio desde el castillo en el aire. A pesar de que los poetas o escritores (a diferencia de los intelectuales) no pueden ni saben ocupar puestos de « sentados » asalariados ad vitam aeternam.
– ¿Es difícil vender poesía?
– Nunca nadie ha tenido la ilusión de llegar a venderla. Ni siquiera Baudelaire. A todos, creo, nos gustaría tener el retiro de un ministro. Utopia que no podría ocurrir ni remotamente. No es, pués, el proyecto de ninguno de mis colegas. La verdad es que así nos lo pasamos menos mal. Hasta el carajo en cinco estrellas.
– ¿De qué vive?
– ¡Es un enigma! Mi teatro se hace, a veces, misteriosamente (ríe). Si un día hubiera una catástofe aún mayor, vendería mi alma al diablo¿ Si no necesitara venderla, la donaría a Mefistófeles, por orden alfabético. Los ministros y embajadores que vinieron la verdad es que tienen (o tenían) el pasaporte con patatas fritas.
– ¿Y sus hijos?
– Mi hija es más inteligente que yo, lo cual no es dificil. Y su hermano es además mi hijo. Por cierto: comenzariamos a viajar en el Tiempo en cuanto se cambiara el sistema de entrada en las cátedras. Filosofas desnudas o economistas en pelotas sería mas diurético.
– Por cierto, menudo revuelo armó TVE en el programa Hable con ellas.
– Me encontré es una situacion ideal: como un perro en misa, o mejor aún como un pingüino en el desierto. Ellas hablaban en una lengua que yo no conocía y que no podía seguir: era ma-ra-vi-llo-so. Se diría que los buzos bailaban con sombreros hongos. Cada uno estaba en su mundo entre las reverberaciones. Como de costumbre. Obviamente, todos estábamos « en otra parte ». Conseguí permanecer en mi submarino¿
– Tiene los premios Mariano de Cavia, Nabokov, Espasa, Pasolini, Wittgenstein, Manzoni… y en España habrá quien lo recuerde por salir trompa en un programa.
– Fue un momento estelar que sucedió cuando las hojas muertas me hacían sombra. De improviso, para calmar la sed, ese día, por primera vez, me tomé una cresta de dinosaurio cuando en realidad los espetadores para tener pesadillas usaban el vibromasaje. Es curioso que se me conozca por este accidente más que por las cigüeñas que vienen a verme para hacer el elogio de las sedentarias. El Colegio me distinguió con un rayo capaz de apuñalar las nubes. Como el gato de Cheshire.
– ¿Qué tal ha sido su relación con las mujeres?
– Toda mi vida he sido casto y con chocolate en las quimeras. Desde niño me han rodeado siempre esquíes marroquíes que me permiten estar en avance sobre mi epoca. Gracias a los pirulíes. O a sus bisturíes. Dalí me llevó a dos o tres orgías con anoréxicos que tartamudeaban en morse. Obviamente me casé virgen, como el supercretino (y superviolador) marques de Sade. Enfureció a los surrealistas saber que los robots más modernos se dormían con las ovejas.
– De niño ganó un concurso de superdotados y de mayor jugó 20 partidas de ajedrez a la vez y ganó 16.
– Eso fue en Porto Alegre sin Goliat ni Samsón. Blanca Nieves creyó que estaba muy enfermo porque iba en silla de ruedas. Hay que reconocer que antes de Darwin las cebras llevaban rayas horizontales .
– ¿Anima ver apasionado a los autores de sermones a los 80?
– Aunque el espermatozoide del palillo automatiza la telecomando para acertar en el ovario. Salivando con el perro de Pavlov.
– Un inciso: ¿me explica por qué lleva dos gafas a la vez?
– Para mayor deslumbramiento. Siempre que los estoicos soportan el puñetazo de la serpiente con sus haikus en latín .
JAVIER VIRGINIO
FOTO: OCARINA DRIKE
CENA: Siempre desayuno, como y ceno cíclopes tuertos que confirman la regla. Y un minúsculo copón con su rueda de pavo.
Como es difícil encontrar cíclopes tuertos en los hoteles, cuando viajo lo hago con una bolsita llena de nostalgias. También me gustan mucho los churros con aguarrás, que tampoco son fáciles de encontrar en los hoteles como, por ejemplo, en los excelentisimos Ritz de Barcelona o el Walford Astoria de Singapur. Donde sin embargo los poceros tratan de vestir a la Verdad desnuda.