collage de Jordi Soler

Fernando Arrabal,

Salvador Dalí,

Pablo Picasso

LA VANGUARDIA

y una olla de judías en escena. No se puede pedir más para disfrutar de una tarde de genio delirante, desmesura y risa frenética .

Dalí versus Picasso es la último obra maestra  teatral arrabalesca (antes de que llege otro versus, el de Wittgenstein y Stalin, OMG) que se puede ver en las Naves del Teatro Español del Matadero de Madrid.

La obra admirable  del patafísico melillense versa y conversa sobre el encuentro de estos dos genios pictóricos exiliados en París y sus obras dedicadas a la Guerra civil española. Teniendo en cuenta  la realidad y  recordando  genialmente  hechos abandonados por los historiadores. La realidad se reblandece como las judías dalinianas hasta hacernos  pensar  que el Guernica no pudo realizarse sees días despues de la famoso bombardeo  de la ciudad

Arrabal transita por los  caminos del pasado que tanto nos agradan a él mismo y repugnan a otros.  Incorporando hasta a un cabrón demoníaco (Barrabal) que se mea sobre los lienzos de Picasso.

 

Juan Carlos Pérez de la Fuente (experto en el universo escénico arrabaliano) se encarga de la puesta en escena, situando la acción en el taller del genio de Málaga, con bombillas de variable intensidad, puñales voladores, voces y proyecciones de las siluetas de incorpóreas musas (Gala y Dora Maar) y lienzos dalinianos, como esa Construcción blanda con judías hervidas (premonición de la Guerra Civil) que atraviesa  la escena en formato maxi y mini.

Todo es gozoso y excelente de este Dalí versus Picasso.

La interpretación de los dos actores,  calzan las pieles de estos genios gallarda y surrealísticamente. Un enfrentamiento en el que acaba vencedor el Dalí de Roger Coma ante el Picasso de Antonio Valero. Y es que aquél está sensacionalmente caracterizado con su delirio catalánico y ojos hiperexplayados.

Dalí versus Picasso es un ejemplo de trama excepcionalmente urdida  que tiene un inesperado giro final que  va a gustar a todos.

Arrabal se salva  frente a todos  los historicistas.  Cuando uno entra en el excepcional  juego de este amante mineralista disfrutará de la obra maestra. Así que “si tienes ganas,de ver una obra genial … y comer judías hervidas”.