Tom WOLFE:   El reino del lenguaje (Anagrama, Madrid ) 

Tom WOLFE:  Le règne du langage (Robert Laffont, Paris)

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« … ‘au commencement était le verbe’.  Mais l’était-il vraiment ? Tom Wolfe enquête ici sur les origines de son principal outil de travail (et objet de passion) : la langue. Pour lui, pas de doute, c’est bien au langage …qu’on doit le développement des sociétés et les réalisations complexes de l’humanité. Wolfe examine comment la science a essayé, en vain, de fournir une explication à ce don de la parole. Avec un humour jubilatoire,  signe un petit bijou d’érudition,  d’une incroyable férocité …. »
« …le langage …ne comporte que trois voyelles (a, o, i) et huit consonnes (p, t, b, g, s, h, k et x, le phonème coup de glotte). C’est la langue la plus compacte et ténue qui soit. Les ‘Wolfe’:  sont illettrés, non seulement sur le plan lexical mais aussi visuel : la plupart sont incapables de décrire ce qu’ils voient sur des photographies en noir et blanc, même quand elles reproduisent des endroits et des visages connus. Le chercheur se rend compte qu’il a devant lui la phase primitive de l’expression orale et de la perception visuelle et qu’il est miraculeusement en mesure de l’étudier ici et maintenant, en direct. Pour les mathématiques, cependant, c’est moins évident car les ‘pirahãs’ ne savent pas compter, n’ont pas de chiffres, même pas « un » et « deux » mais uniquement deux vagues notions de « un peu » et « beaucoup ». De ce fait, l’argent reste pour eux un mystère insondable…. »
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Noam Chomsky et  Tom Wolfe (MIT 1969).
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‘Tom Wolfe’  [Thomas Kennerly Wolfe,  né le 2 mars 1930 à Richmond en Virginie et occulté à New York le 14 mai 2018: journaliste, essayiste et écrivain américain.]
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« ….y  ahí era donde aparecía el lingüista marciano de Chomsky que pronto se haría famoso.  Un lingüista marciano que llegara a la Tierra, repetía él…, muchas veces…, muchas veces…, comprendería de inmediato que todas las lenguas del planeta eran la misma, con solo algunas peculiaridades locales de menor importancia. Y ese marciano llegaba a la Tierra en casi todas las charlas que Chomsky daba sobre lenguaje.

Solo a regañadientes soportaba Chomsky a los lingüistas tradicionales que, como Swadesh, consideraban fundamental el trabajo de campo y acababan en sitios primitivos, saliendo de la alta hierba mientras se subían los pantalones. Eran como los papamoscas normales y corrientes de los tiempos de Darwin, que aparecían de buenas a primeras con la bolsa llena de hechos insignificantes y propagando su adorada fluidez políglota, al estilo de Swadesh. (…)

Chomsky tenía una personalidad y un carisma semejantes a los de Georges Cuvier en la Francia de comienzos del siglo XIX. Cuvier orquestaba su beligerancia a partir de pacíficos razonamientos para llegar a estallidos de furia calculados al milímetro y articulados con elegancia. En cambio, en el carisma de Chomsky no había nada elegante. Hablaba en tono monocorde y nunca alzaba la voz, pero de sus ojos emanaba una autoridad absoluta y su mirada atravesaba como un láser a su contrincante. (…)

La idea chomskiana del “órgano del lenguaje” creó un gran revuelo entre los jóvenes lingüistas. Con él, la disciplina parecía más noble, más rigurosamente estructurada, más científica, más conceptual, más platónica, y no solo un enorme montón de páginas apiladas que los estudiosos de campo traían de sitios que nunca se había oído mencionar…; la lingüística ya no significaba hacer trabajos de campo entre pueblos primi…, ejem…, poblaciones indígenas… cuya existencia nadie imaginaba siquiera. (…)

Noam Chomsky se convirtió en una autoridad a la que, en su ámbito científico, nadie se atrevía a tomar en broma. En el único caso registrado de alguien que se enfrentó con él sobre la cuestión del órgano del lenguaje, Chomsky se las ingenió para salir airoso. El escritor John Gliedman le formuló la Pregunta. ¿Acaso afirmaba que había encontrado una parte de la anatomía humana en la que ningún anatomista, internista, cirujano o patólogo del mundo había puesto los ojos alguna vez?

No se trataba de poner los ojos en ella, señaló Chomsky, porque el órgano del lenguaje estaba situado en el interior del cerebro.

¿Estaba diciendo que un órgano, el del lenguaje, estaba dentro de otro órgano, en el cerebro? Pero los órganos son por definición entidades diferenciadas. “¿Hay un sitio especial en el cerebro y una especie de estructura neurológica particular que incluya el órgano del lenguaje?”, inquirió Gliedman.

“Poco se sabe de los sistemas cognitivos y su base neurológica”, repuso Chomsky. “Pero, al parecer, la representación y el uso del lenguaje implican estructuras neurales específicas, aunque su naturaleza aún no se comprende bien”.

                                   El reino del lenguaje (Anagrama) de  TomWolfe