Obra altamente recomendable para amantes del teatro que surge de las entrañas y acaba anidando en el intelecto.

El Arquitecto y el Emperador de Asiria

Tragycom
10 sobre 10 /// CARMEN MAYORDOMO
10 sobre 10 /// DANIEL GRAO
El título suena a exotismo, a diálogo intelectual y a épocas remotas; arte, lógica y poder encarnados en dos arquetipos. El juego, como estrategia, es impuesto al espectador y el alejamiento espacio-temporal facilita la suspensión de la incredulidad. Todo comienza tras una catástrofe (crisis-síntesis) que aísla a los personajes y los priva de un entorno contextual. Se teje una red de relaciones nuevas, no siempre nítidas, que los personajes transgreden en un intercambio de roles (juego de nuevo). Los personajes transitan por recintos tan experimentales como el alma humana, probando, intentando, imponiendo y paladeando cada situación con la inocencia del buen salvaje en un universo nunca hollado, con la sabiduría y el asombro de un niño en constante búsqueda de definición. Esta obra tan paradigmática como poco representada nos presenta de modo críptico (juego una vez más) un destilado oscuro de las vivencias, complejos, fantasmas y obsesiones del autor, con chorros de biografía para purgar pecados propios y ajenos y, tras la no estudiada destrucción de las estructuras caducas, amanecer en un universo luminoso y primitivo. Arrabal no mide las consecuencias de sus actos; se expone al escrutinio público y sin pudor (como aquellos desnudos con Jodorowsky), provoca, agita y remueve lo existente para presenciar su capacidad destructiva y creadora y apropiarse de aquello de “Confieso que he vivido”. Hay mucho de Pavlov (estímulo/respuesta) en su obra. Todo, en un principio, es mucho más animal que intelectual, más impulsivo que premeditado, más caótico que racional.
En esta valiente producción del Teatro Español bajo dirección artistica de Juan Carlos Pérez de la Fuente se da un curioso caleidoscopio ecuménico: dirección argentina a cargo de Corina Fiorillo, la cual mastica y digiere una obra aligerada y, sin conocer parte de la biografía del autor (según confesó en un encuentro posterior), ha sabido extraer la esencia del texto incluso más allá de lo que imaginaba, llevando el elemento cómico hasta los extremos para atraer la atención del público; actores españoles (Fernando Albizu y Alberto Jiménez) que nos deleitan con una catarata de registros, sometiéndose a un trabajo que traspasa lo meramente visual para convertirse en un catalizador con dimensiones universales. La escenografía es polivalente y cotidiana, con cadenas y flores (“Poner esposas a las flores”), baúles y armarios, caretas artesanas con reminiscencias de Solana y mucho espacio que permite el movimiento.

A Arrabal le gusta encerrarnos en su mundo para, durante la ceremonia de la confusión, disfrutar como un onanista morboso presenciando el desconcierto de sus víctimas como insectos tras una aspersión homicida. En su mundo se desnuda y se desdobla; estos dos personajes que se mueven ejerciendo el poder con códigos sádicos y masoquitas son él mismo (resonancias de Cervantes) y pretende, tras el sufrimiento casi sacramental, redimir sus faltas y pecados públicos. Y de ahí nace la grandeza de esta obra; es precisamente a partir de este momento de penitencia personal cuando se convierte en un espejo del ciclo vital universal. El Arquitecto y el Emperador vuelven a resurgir como el ave fénix para jugar a esa dualidad Quijote/Sancho, para devorarse eternamente y emocionarnos ante las últimas palabras del Emperador, serenas, sosegadas, sabedor de su destino: “Deseo que … deseo… bueno, que me comas. Quiero que seas tú y yo a la vez. Me comes entero. Arquitecto.. ¿me oyes?”

 

Teatro Español ( Del 23 de septiembre al 1 de noviembre)
#LosLocosDelEspañol
Autor
Fernando Arrabal

Reparto por orden de intervención

EL EMPERADOR DE ASIRIA Fernando Albizu
EL ARQUITECTO Alberto Jiménez

Dirección : Corina Fiorillo

Ficha artística

Coordinación de producción CTBA Gustavo Schraier
Asistencia de dirección CTBA Ana Belén Saint-Jean y Ticiana Tomasi
Asesoramiento de casting Norma Angeleri
Asistente de iluminación Carolina Rabenstein
Asistencia de vestuario Daniel Chihuailaf
Asistencia de escenografía Sofía Eliosoff
Diseño y realización de máscaras y espantapájaros Norberto Laino y Sofía Eliosoff
Ayudante de escenografía en Madrid Alessio Meloni
Música original y diseño sonoro Rony Keselman
Iluminación Soledad Ianni
Vestuario Gabriela A. Fernández
Escenografía Norberto Laino

Una producción asociada del Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA) y el Teatro Español de Madrid