« Los amores imposibles » de Fernando Arrabal

DIRECCION : Enrique Contreras Báez

ciudad de Xalapa, Veracruz, México.

Montaje : Instituto Veracruzana de la Cultura

« La literatura extrae un alto interés de la heterodoxia −razona el lector de Arrabal−, y nada tan literario como la propia vida de este escritor.

En él, con una plenitud acabada, la sopresa se hace constante, acaso metódica, a menudo de gran interés moral, sin mezcla, esta vez, de remedos o adulteraciones. Es una sorpresa que revive en una forma nueva: su autor llega a la perfección de su oficio y la colorea diversamente, con trémula sensibilidad y vigorosa polémica, bajo influencias que vienen del barroco, desdeñoso para con la sencillez, y también de la especulación infantil, cuyo rango e importancia se expresan en forma de juego. Así lo intuye, por ejemplo, Eugène Ionesco: “Espero poder decir alguna vez por qué me gusta Arrabal, por qué me encanta su estilo, por qué amo su espíritu barroco, por qué amo su cultura tan extensa, su barroquismo y su persona misma”.

Nacido en Melilla el 11 de agosto de 1933, Arrabal se ha conducido por la vida con la pasión más vibrante. La temprana desaparición de su padre ejerció una notable influencia en su desenvolvimiento juvenil. Estudió Derecho en Madrid, y en 1954 buscó en Francia el reconocimiento que los españoles le habían escamoteado. Como suele suceder con los desterrados, el impulso creativo sublimó no pocas frustraciones. Desentendiéndose de géneros, cultivó ese ímpetu tan elocuente en la poesía, la novela, el ensayo, la dramaturgia y la cinematografía. Es un dato conocido que, junto a Alejandro Jodorowsky y Roland Topor fundó en 1963 el Movimiento Pánico, de gran alcance .

Por su brillo polémico, dentro de la mejor escritura política, merecen un capítulo aparte Carta al General Franco (Barcelona: Ediciones Actuales, 1978).

A modo de conclusión, incluiremos un breve repertorio cinematográfico, Viva la muerte (1970), J’irai comme un cheval fou (1972), L’arbre de Guernica (1975), Le cimetière des voitures (1981),  El Emperador del Perú (1982),  Adios Babilonia  (1983)  y Jorge Luis Borges: Una vita de poesia (1998). En todos ellos, el riesgo formal, las perspectivas fugaces y la más elevada meta estética trazan una oferta visual que no pertenece a ninguna escuela.  Arte, en suma, de gran efecto, ya que no de pura especulación. »

« …on ne peut atteindre l’invention transcendante que transporté par la passion bestiale de l’amour »

« …únicamente arrebatado por la pasión bestial del amor se alcanza la invención trascendente »